jueves, 28 de octubre de 2010

Parada Militar (2010)

No siempre la ubicación asignada al periodismo es la ideal, ya que parte del espacio visual con que se cuenta para la toma, en este caso ya está ocupado por el semáforo de la calle, que precede al tabladillo donde están ubicados los hombres de prensa. A este tabladillo de tela similar al de las tribunas se suma la invasión de las grúas de televisión que transmiten desde la pista del desfile, interfiriendo con nuestro campo visual

En este año, las imágenes tomadas han sido delante de la tribuna oficial, donde los miembros de los pelotones al son del jefe del escuadrón, voltean la mirada en saludo a las autoridades presentes, reduciéndose el espacio de toma.

Precede la parada militar el destacamento de banderas de las escuelas militares y el pelotón uniformado con traje de gala para esta ocasión de los institutos armados.





Hay que ser meticuloso observando la postura de los brazos que no es igual para cada institución, como la altura que elevan las piernas durante su paso por la tribuna oficial.











Por cada paso de la agrupación a desfilar, capto tres vistas conceptuadas de su compás de marcha por escuela: al aproximarse, la parte media y la parte final de esta.








Tener mucho cuidado con los que preceden el borde delantero del encuadre, para no cortarlo mientras lo sigo a través del visor de la cámara.

































miércoles, 27 de octubre de 2010

Señor de los Milagros

El ir y venir del mar humano se reúne en ambas aceras del jirón Junín, uno de cuyos lados  está enmarcado por el enrejado que rodea la plaza Bolívar a la espera del paso de las andas del Señor de los Milagros que en número de treinta miembros de la hermandad es llevado en hombros en su recorrido procesional. A su paso los fieles rompen en cánticos y oraciones, clamando por ser escuchados por el Cristo Moreno.


Sector de sahumadoras en número de sesenta, cubiertas con velos blancos inciensan el paso del Cristo de Pachacamilla en su parsimonioso recorrido, conforman la humeante visión que precede la sagrada imagen del Cristo Crucificado.



Es impresionante y conmovedora la visión que retengo a través del lente de la cámara, al ver el desplazamiento del anda que va abriéndose paso ante la contemplación del pueblo que lo contempla, lo que me exige captar la composición que encierre y transmita toda esa vivencia.


Captar esos detalles que se suscitan en torno a la procesión, es todo un reto, requiere de una paciente espera para poder ser destacado de su entorno, dentro de una composición que no requiera posterior edición en la imagen obtenida, de acuerdo con el ángulo de toma elegido.